Si disfrutas de unas vacaciones en la Costa de Huelva, no puedes perderte ver el atardecer en el paraje natural de La Flecha, una lengua de arena fina y dorada que separa el Atlántico y el río Piedras. Es considerada una de las joyas morfológicas más preciadas de España, rodeada de dunas y pinares, y un lugar inmejorable para ver la puesta del sol. Su belleza es tan conocida que se han organizado concursos de fotografía para inmortalizar este momento.
El Rompido, ubicado en plena Costa de la Luz, no solo presume de ser un destino turístico que garantiza el buen clima y las magníficas playas de Huelva, sino también de albergar un importante patrimonio histórico. Aprovecha para viajar en el tiempo de la mano de fortificaciones tan imponentes como el Castillo de las Zúñigas, un Monumento Nacional que te trasladará al siglo XV. Continúa tu recorrido histórico por el convento y la ermita, cuya belleza arquitectónica es más que sorprendente. Entre visita y visita, no te olvides de reponer fuerzas con la excelente gastronomía que caracteriza a la región, donde el pescado fresco y la gamba blanca son sus principales protagonistas.
Otras de las razones por las cuales deberías reservar paquetes de vacaciones en El Rompido es, sin duda, el Paraje Natural de las Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido, un paisaje de exquisita belleza natural que además presume de ser un enclave de gran relevancia ecológica y medioambiental. Te fascinarán sus blancos arenales, sus estuarios y sus dunas, así como la original formación arenosa que crea la Flecha de El Rompido al separar las aguas del río Piedras de las del océano Atlántico. Es tal su belleza paisajística y natural que la zona ha sido declarada una de las maravillas de Huelva. Deberías subirte a un barco y acceder a la playa virgen de La Flecha, donde además de deleitarte con un verdadero espectáculo natural, podrás aprovechar para practicar actividades acuáticas.
Está en la Costa de la Luz!
Es tan literal que no se puede aguantar. Se nota nada más arribar al golfo de Cádiz, que va desde el Guadiana hasta Tarifa. Cuando llegues al último bastión andaluz, atravesado ya el Guadalquivir, cruzado Doñana, dejando atrás Punta Umbría, pero antes de tomar Isla Cristina y muy cerquita del famoso Lepe, te encontrarás con un tradicional pueblo de pescadores de los de postal y casi diríamos de colección para los trotamundos. Y no solo por la villa blanca en sí, de encantadoras calles estrechas, plagada de bares de tapitas y cosas de esas, sino por sus alrededores. Aquí más que nunca hay que seguir la flecha. Estamos en el municipio de Cartaya, una tierra de pinares y caminos arenosos, en el paraje natural de las Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido. Tal vez quieras ir a caballo; es lo suyo.
La Flecha del Rompido
Parece el nombre de un superhéroe de cómic, pero es el de este territorio paradisiaco, esta Manga sureña. Un apéndice de tierra de 12 km de longitud que cambia constantemente de forma, lo cual nos deja en manos del filósofo (¿Heráclito?): nadie se baña dos veces en el mismo río… Ni en la misma Flecha, añadimos. La cosa es que hay una zona activa de influencia mareal que ocupa hasta el 23% de su superficie, con lo que esto significa en cuestión de altibajos: baja la marea, sube la marea. Y luego están las dunas móviles, que siguen existiendo a pesar de la colonización de la retama, que hace de sujeción y está contribuyendo a la fabulosa formación de colinas. La Flecha viene a recordarnos que no siempre la tierra fue así. Ella misma no existía hace 200 años. Fue en el siglo XIX cuando las islas que había frente a la costa empezaron a unirse al continente.
Una playa para lanzarse
Esta docena de virginales kilómetros alberga una de las mejores playas de España. La de Nueva Umbría se despliega por toda la fachada litoral con una anchura media de 50 metros y cinco kilómetros de playa oficialmente nudista. A ella te llevará una pasarela de madera desde la que podrás observar la flora y la fauna del paraje natural, “como si hicieras un safari en plena naturaleza de una manera sostenible para el medio ambiente”, nos dicen desde Flechamar. Y ya lo advertíamos: nunca visitarás la misma playa, porque la Flecha crece a merced del océano y del viento al ritmo de treinta metros por año.
Puesta de sol en el Rompido (Huelva)
Historias de piratas que surcaban las aguas atlánticas para saltar a la península ibérica en su esquina suroeste y, desde el Castillo de San Miguel (Cartaya) y las torres almenaras de la zona se daba aviso de la presencia de los invasores.
Huellas de los pescadores que durante tres décadas del pasado siglo llenaron de vida y actividad la almadraba de Nueva Umbría (Lepe) -hoy en proyecto de rehabilitación-, el que fuera durante años el centro de captura de atunes más importante de la zona.
Aquí, en la desembocadura del Piedras, se suceden relatos y páginas de la historia de uno de los enclaves marineros más singulares de Andalucía, que mira al mar frente el Paraje Natural Marismas del Piedras y Flecha de El Rompido, manteniendo su esencia, aspecto que se convierte en uno de los principales atractivos para el turista que busca sol apartado de grandes masas, la mejor gastronomía y naturaleza.
En este espacio único en toda España, La Flecha o Nueva Umbría, una lengua de arena que discurre paralela a la costa – una orilla, al río, la otra al mar abierto- a lo largo de unos diez kilómetros de playa virgen que crece cada año, los atardeceres que dibujan el cielo con colores de combinación imposibles en otros lugares forman parte de su oferta turística desde tierra o recorriendo sus aguas.
Cruzar a la Flecha para pasar un día de playa en un lugar casi virgen, en el que la marea saca a su antojo pequeñas islas en su bajada y las hace desaparecer cuando se llena, puede hacerse a pie, a través de un sendero litoral desde El Terrón- La Antilla, o en barco, con una barcaza que ofrece servicios (tres euros) para cruzar de forma continua durante los meses de verano.
Para los coleccionistas de puestas de sol y aquellos turistas que quieren vivir la experiencia del atardecer desde el agua, observando paisajes dunares, entre escenas marismeñas y el paso de aves, hay empresas que realizan una travesía en barco, de una hora y media de duración, justo a la hora en la que el sol comienza a despedirse hasta desaparecer en el horizonte.
Alguna de estas empresas, cuya travesía parte del muelle de El Rompido, incluyen en el precio una muestra de la gastronomía de Huelva, con vino del Condado y gambas de la Costa, haciendo parada en mitad del río. Otras opciones incluyen un viaje en velero que puede alquilarse para grupos reducidos.
Contemplar desde la ría la espectacular puesta de sol, es una experiencia que merece la pena disfrutar en vacaciones.