Con vistas a la reunión de dirigentes de la EU-27, que se celebrará el 9 de mayo de 2019 en Sibiu, Rumanía, la Comisión Europea ha presentado el 30 de abril de 2019 una serie de recomendaciones estratégicas sobre la forma en que Europa puede configurar su futuro en un mundo cada vez más incierto y multipolar.
Antecedentes
Hace cinco años, el Consejo Europeo definió una amplia agenda estratégica para la Unión en tiempos de cambio. La UE necesita ahora nuevos objetivos, ambiciosos, realistas y específicos para el próximo ciclo político. En marzo de 2017, poco antes del 60.º aniversario de los Tratados de Roma, la Comisión publicó su Libro Blanco sobre el futuro de Europa. En él se esbozaron cinco posibles escenarios para el futuro de una UE de 27 Estados miembros. Este fue el punto de partida de un amplio debate sobre el futuro de Europa, que puede inspirar en la actualidad las principales prioridades políticas de la próxima agenda estratégica.
Tras haber participado con los ciudadanos en casi 1.600 diálogos y consultas, la Comisión Europea publica un informe en el que se confirma que la mayoría de ellos considera que Europa es esencial para hacer frente a los retos mundiales, pero espera que se la dote de mayor eficiencia y transparencia.
El 9 de mayo de 2019, los dirigentes de la UE se reunirán en Sibiu, Rumanía, y, en el marco de este encuentro, se espera que marquen la culminación de este proceso con la renovación del compromiso de una Unión Europea que ofrezca respuestas a las cuestiones que realmente importan a los ciudadanos. Reflexionarán sobre las aspiraciones políticas de nuestra Unión y prepararán la agenda estratégica para los próximos cinco años.
Líneas generales de la agenda
Aprovechando los avances realizados por nuestra Unión en los últimos años, atenta a las opiniones expresadas por los ciudadanos con motivo de los casi 1 600 diálogos celebrados con ellos, y a la luz de los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, la agenda estratégica de la UE para 2019-2024 constituye el marco oportuno para abordar las oportunidades y los desafíos que afronta Europa en la actualidad. En opinión de la Comisión, las acciones futuras deben centrarse en 5 dimensiones:
- Una Europa protectora: Debemos proseguir nuestros esfuerzos por construir una Unión Europea de la Seguridad genuina y efectiva, y avanzar hacia una auténtica Unión Europea de la Defensa, para que la cooperación en este ámbito dentro de la UE no constituya la excepción sino la regla. Debemos ser también más proactivos a la hora de gestionar la migración. Ello requiere una acción global a todos los niveles y un auténtico enfoque de la UE basado en el reparto de responsabilidades y en la solidaridad entre los Estados miembros.
- Una Europa competitiva: Es preciso que mejoremos, modernicemos e implementemos plenamente el mercado único en sus diversos aspectos. Hemos de centrar la investigación y la innovación en las transiciones ecológica, social y económica, así como en los retos que llevan aparejados para la sociedad. Tenemos que invertir en capacidades digitales europeas clave y colaborar a fin de impulsar una inteligencia artificial con marchamo europeo y centrada en el ser humano. Es preciso que sigamos fomentando el crecimiento y garanticemos una prosperidad sostenible mediante la profundización de la Unión Económica y Monetaria. Y tenemos que seguir apoyando la transformación del mercado laboral europeo, garantizando al mismo tiempo su equidad.
- Una Europea equitativa: Debemos seguir obteniendo resultados en lo que respecta al pilar europeo de derechos sociales. Es preciso que colaboremos asimismo con los Estados miembros en el logro de la inclusión social y la igualdad, en particular nivelando las disparidades regionales y dando respuesta a las necesidades de las minorías, las cuestiones de género y al reto que supone el envejecimiento de la población. Tenemos que defender y promover con firmeza los valores compartidos en los que se basa la Unión Europea, como por ejemplo el Estado de Derecho. Necesitamos una política tributaria justa y moderna, así como una asistencia sanitaria de calidad, asequible y accesible, y el acceso a una vivienda de calidad, eficiente desde el punto de vista energético y asequible para todos los ciudadanos europeos.
- Una Europa sostenible: Tenemos que modernizar nuestra economía para adoptar pautas de consumo y producción sostenibles. Es preciso que redoblemos esfuerzos para luchar contra el cambio climático e invertir la degradación del medio ambiente. Debemos pasar a una economía circular más eficiente en el uso de los recursos, promoviendo el crecimiento ecológico, la bioeconomía y las innovaciones sostenibles. Y tenemos que maximizar el potencial de la Unión de la Energía haciendo frente a los principales retos pendientes, como por ejemplo, la seguridad energética, los costes energéticos para los hogares y las empresas y el impacto sobre el cambio climático.
- Una Europa influyente: Europa ha de ejercer un liderazgo a escala mundial a través del apoyo firme y coherente de un orden mundial multilateral basado en normas y que tenga como eje a las Naciones Unidas. La UE también debería convertir en prioridad el desarrollo de unas relaciones sólidas con los países vecinos, sobre la base de un claro equilibrio entre derechos y obligaciones. Un papel reforzado del euro a escala internacional aumentaría asimismo la soberanía económica y monetaria de Europa.
Tanto las prioridades que hemos fijado como la manera de explicárselas a los europeos y de implicarlos en su consecución serán decisivas para que nuestra Unión esté más unida y sea más fuerte y democrática.