La Nueva España, 5 enero 2018
José Carlos Fernández Rozas
Pocas horas después del fallecimiento del profesor Olivencia, se ha producido el fatal desenlace de otro mercantilista ilustre, el profesor Aurelio Menéndez, puntal intrínseco de la denominada “Escuela de Oviedo de Derecho Mercantil”, fundada por el maestro Rodrigo Uría. Muchas son las facetas que han distinguido la vida de este eximio gijonés (aunque en su carné de identidad constaba de manera anómala, nunca subsanada, que había nacido en Oviedo), ministro de educación, preceptor del Rey, artífice de la Universidad Autónoma de Madrid, magistrado del Tribunal Constitucional, consejero de Estado, académico de número de la Real de Legislación y Jurisprudencia, fundador de uno de las firmas jurídicas más prestigiosas del país y asturianista militante. Entregado en sus primeros años por entero a una enseñanza vivida con ilusión, no menos de diez catedráticos se proclaman discípulos suyos, sin duda la que perdurará será su faceta como visionario de un Derecho mercantil, muy distinta de aquél codificado en el siglo XIX, bajo el signo del capitalismo liberal que estuvo vigente en gran parte del siglo XX: un Derecho fosilizado, en el que desfilaban las momias de contratos que hacía mucho tiempo habían desaparecido del mundo de los negocios. Y, también, como impulsor y protagonista de la reforma global de este ordenamiento durante las primeras legislaturas de Felipe González.